viernes, 10 de julio de 2009

[...]

No te conozco, solamente sirvo para quererte. Sabes que me encanta empezar la casa por el tejado,y rodear de puntillas tus barreras para que no me veas. Sabes que no consigo mirarte a los ojos y me trago las ganas entre las sábanas, cada vez más revueltas. No te conozco y me emborracho y te busco y te encuentro y me desespero porque no me conoces [aún después de haber mordido todos mis lunares]. Sabes que no se me dan bien las palabras por el aire y que sólo consigo que vivan en este blanco, tan lleno de ti, y tú tan distante. Sabes que tengo miedo y que no te quiero y que te encuentro y que no te conozco [aún después de haber mordido todos tus lunares]. Y no me buscas, pero me encuentras, muerta de ganas de revolver tus sábanas. Y no te conozco [pero sí te conozco], aunque eso tú no lo sepas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario