Fumo demasiado, escribo demasiado, pienso demasiadas tonterías. No sé casi nada de la vida, pero tampoco le doy importancia. Conozco el dolor bien, porque un día decidió acurrucarse bajo mi almohada.Me gusta ensuciarme los pies bailando descalza de madrugada, el olor a gasolina, los abrazos de mi perro y algunas miradas que se quedaron colgadas de mis pestañas. No me gusta hacer las maletas ni la gente que habla demasiado ni que el dolor se esconda entre las sábanas. Me gusta que me leas sin conocerme de nada, porque desde este lado de la frontera resulta que eres quien mejor me conoce.
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